Estuvimos en el Parque Nacional de Ordesa. Y la verdad es que resulta impactante.
Es un paraíso que te deja sin aliento. El aire limpio y con olor a caca de vaca, los sonidos del agua saltando sobre las rocas... Me sentía Heidi en las montañas.... Incluso los cientos de insectos que saltaban a cada pisada en el prado te inspiraban ternura.
La fotografía la sacamos en una paseo por el Valle de Bujaruelo. Un atardecer. La imagen es un pobre intento de atesorar el brillo de aquella luz, los reflejos de felicidad en los ojos de mi niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario