El amo respira sobre su rostro dormido. Se pregunta si el dióxido de carbono que exhala al hacerlo es perjudicial para ella. Aunque a juzgar por la paz que transmite su cuerpo caliente no debe de serlo.
Ella apoya la cabeza en las piernas de su amo y no necesita otro universo. Su olor la reconforta.
Es su casa. A veces se enfadan y juegan a pelearse, pero siempre terminan el día ella dormida sobre sus piernas, él acariciando su pelo.
Los dos se cuidan y se dejan cuidar. No saben existir sin el otro. No pueden. Ni quieren.
1 comentario:
muchas gracias por tu comentario. y te pido me disculpes si te molesto el tono de los míos. tanto vos como yo sabemos que hay gente a la que le viene bien una buena sacudida.
con respecto a la pregunta sobre el modo en que escribo mis artículos, debo confesarte que fueron realizados bajo el influnjo de una mente profundamente retorcida. Por lo menos, espero que estén bien escritos y no te hayan resultado muy ofensivos.
muy lindo tu artículo aunque un poco zafado. tenés talento para excribir.
saludos a tus jefes.
un beso.
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